jueves, 21 de diciembre de 2017

Presión

Aguanto el peso del trabajo, siempre cuestionando el por qué debe pesar algo que debería conducirnos a un lugar mejor. Pero no. Cada señor adinerado tiene sus objetivos, y para ello vale todo. Mi salud les da igual, pero a mí no. Disimulo, como si estuviese integrado en su tumor terminal. Me desprendo de él a ratos, y lo saben, y por eso me gritan, y por eso me fuerzan, y por eso me agotan. Me agotan a mí, pero se agotan más ellos, y eso me hace estar mejor.

Me comparo con ellos, al igual que ellos me comparan con ellos, pero yo, en mis pensamientos, salgo mucho mejor parado de lo que ellos me pintan, empezando por pensar que no formo parte de ellos. Estoy bien, estoy mejor. Sobrevivo, que ya es mucho, por lo que veo día a día. Esto tiene que acabar, y hoy estoy energéticamente dispuesto a que ocurra. Aunque no haga mucho más que esto, hoy, me sentiré realizado. Me siento realizado, porque tengo otra vida, la cual ellos no conocen. Parece que nunca acaba, lo de tener más de una vida, y de dos, y de tres, como en un videojuego, pero todas al mismo tiempo; además, yo elijo qué cantidad de energía darle a cada una de ellas, y no: no estoy dispuesto a dar más de mí para una vida que no me gusta, que es la de generar beneficio para garrapatas capitalistas.

Salgo del trabajo y vuelvo a casa. Tengo la suerte de que me espere alguien allí. Eso me hace estar mejor aún. En casa tengo mis cosas, y tengo mi zona segura la mayoría del tiempo, y tengo hobbies, y pienso en cosas, y leo, y me entretengo, y pienso en un mundo mejor, y hablo con gente, compañeras, compañeros, gente a la que considero buena y agradable, que sueña en cosas parecidas. Pero aunque nadie me esperase en casa, aunque no tuviese ese u otros motivos para sentirme mejor, en la vida habrán suficientes motivos para sentirme mejor partiéndome la espalda por la escoria laboral y sus tentáculos alienados en forma de encargado, supervisor, etc. Ya nos quitan y nos han quitado suficiente, como para encima ser tan ajeno a ello y querer más. Ojalá todo el mundo entero los pusiese en su lugar. Ojalá, pero mientras tanto, seguiré cargando con más presión de la que debería cargar, porque mientras les joda que me despreocupe, yo me sentiré mejor, siendo todo lo impenetrable que pueda. O al menos hoy.

Nunca, nunca, nunca por encima de mi bienestar; ni en el trabajo, ni en las amistades, ni en ningún tipo de relación, ni en nada.

Todo esto me lleva aquí, y aquí me siento bien, me siento mejor, y ojalá fuésemos más, y ojalá vaya a mejor.

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