domingo, 23 de octubre de 2016

Tiempo perdido

Hoy son otros tiempos, y otras personas, y otras palabras. Hoy estoy aquí para lanzar pesadas palabras al muro de las marcas, las cuales llevo cargando desde donde ahora me alcanza la vista. Voy a intentar no ser estructurado, porque cuanta más estructura intento tener, peor sale de mí, y más creo que tardaré a llegar a algún sitio.

No sé qué he estado haciendo. La humanidad es descorazonadora.

Llevo demasiado tiempo sufriendo. Desde hace mucho que me estoy quedando en nada, pero no es lo mismo ser nada, que ser un cúmulo de sentimientos rotos y matados; yo he sido esto último.

A veces, lo ideal es no perder la perspectiva; aunque lo ideal acaba siendo lo deseable, y lo deseable acaba por no cumplirse a base de palizas.

He tenido suerte de ver mi perspectiva, escrita en otros tiempos, en otros humores, en una felicidad, en estos muros, y ahí es cuando cambié; no podía seguir así.

Siempre ha ocurrido igual. Toda mi vida pasándola detrás de personas que me han hecho daño. ¿Y dónde han quedado las buenas personas? Pues ignoradas, gran parte de veces; o perdidas, tal vez; o indecisas. ¿Por qué le he dedicado tanto tiempo a gente que me ha querido romper? Me entran ganas de llorar, porque no lo puedo entender. ¿He hecho algo para merecer ser tan idiota?

Quiero huir de nuevo. Como el año pasado. Y como el año pasado y un poco más. Y como a principios de verano. Y como en otros pequeños momentos que he sabido abrirme a recibir algo bueno. Me convertí en una pila de excremento. No pasa luz, y aquí huele a mierda. No supe qué hacer, y así permanecí, mas la solución siempre fue de lo primero que pensé: salir de aquí.

Me siento jodidísimo. Intento decir lo que pienso, porque si me estructuro, no sale todo, y me estoy sintiendo mal, y es lo que busco. ¿Por qué me he querido tan poco y me he cuidado tan poco? ¿Por qué he buscado a otra persona para que cuidase de mí, siempre, y me he descuidado yo tanto? Preferiría ser ignorante, en estos momentos, y no haber pasado tantos años roto, por fuera y por dentro. Aún estoy roto.

Vienen personas, a veces. Personas blandas, y mullidas, sobre las que poder descansar y relajarse, como si de colchones se tratasen. A veces vinieron, y les dije que no, que me habían dicho que la vida es para dormirla sobre piedras, y que no, que mejor nada. Y cada vez más roto. Hubo ciertas personas que me dijeron: "La vida es para dormir bien", y entraron con una fuerza destructiva en mí, y destruyeron cosas malas, y me hicieron sonreír. Y aquello no duró para siempre, y volví a estar mal, e hiciese lo que hiciese, siempre volvía a estar mal, y siempre volvía a estar roto, y siempre volvía a estar en el hoyo, y volvía a decirles que no, que mejor nada.

Que haya gente buena también me hace llorar. Ahora mismo, lloraría con lo que fuese, pero no me acabo de sentir capaz. Ahora sí me siento un poco más. ¿Por qué siempre está la gente dañina a mi alrededor, y por qué tiendo a acercarme a esa gente, y no me atrevo a huir definitivamente? Acabaría con todo el universo solo por no tener que enfrentarme a ello, y no sé si esto último es verdad, pero el solo hecho de pensarlo ya me parece un gran problema.

Se acabó la época de los valores. Se acabó la época de los significados. La gente es lo que es, y lo que demuestra ser, y lo que hace, y no lo que nos dicen que es, ni lo que se supone que debe ser, ni lo que no demuestra que hace, ni lo que no hace, ni les nace. Se acabó caer siempre en los mismos fallos, y agotar las energías, y acabar desfalleciendo a altas horas de la madrugada sin sentir que algo me arropa. Quiero ser yo, ese algo, que se sienta bien arropándose a sí mismo, o alguien que me haga bien. No estoy seguro. A algunas cosas les tengo miedo, mas otras las veo absurdas, y ya no hay remedio. No hay remedio, ni lo quiero. ¿Quién quiere fantasear con mundos absurdos, mientras tiene los pies atados a una realidad inevitable? Yo no quiero más de ello. Estoy roto por dentro, y me estoy arreglando, y eso es bueno.

Echo de menos, pequeñas cosas simples, ahogadas en mares de dolor, moral y mal humor; batallas perdidas que pudieron ser mejor; cosas que ocurrían, aunque siempre fuese a peor. Echo de menos palabras, frases y hechos, los cuales quedan ahora empañados y escondidos entre cada puñetazo, y entre cada frase llena de la maldad esa que tiene el que cree que no tiene maldad, la cual duele, y se justifica, y algún día, quién sabe: por poder, puede que pese. Echo de menos a gente que ya no es gente, y a gente que ya no está. Echo de menos a gente que estuvo y no supe apreciar bien, aunque hoy en día, de tanto que note, note hasta eso, con retraso. O lamento, más bien, no haberlo apreciado tanto, aunque pueda arreglarlo siendo amable, creo, y hago.

El tiempo pasa, mas ya no temo a la muerte, sin ponerme a comentar la de amistad que he hecho con ella, en esta época perdida; lo que me duele, de que el tiempo pase, es el no darme cuenta día a día, y de repente, que venga alguien y acordarme, y que ahora todo pese, y que me cueste levantarme; pero ahora, al menos, veo que viene alguien, y me dejo recordar y que me recuerden, cómo era sentirse bien, y cómo era la amistad, y cómo eran cosas ya perdidas, en esos mares, aún oscuros, que tengo fe en que brillarán.

Y tengo fe porque echo de menos, y porque sigo soñando, o queriendo, aunque sepa que es peor. Quiero algo que nunca tuve, y que no sé si nunca tendré, pero al menos quiero ser capaz de apreciar de nuevo como antes, y de reír de nuevo como antes, sin preocuparme de otras cosas no tan importantes. Quiero aprovechar el tiempo en estar bien, y en dormir bien, aunque no me mueva, y duerma poco, y a deshoras. Puede que también haga cosas, y me mueva, y duerma normal, y vuelva a disfrutar los días nuevos, y las mañanas solo, y las mañanas con motivos para seguir adelante, y no volver a decaer.

A veces me permito decir que estoy bien. Y a veces, me permito otras cosas, y me voy permitiendo ser feliz, aunque haya dejado de serlo. Me estoy repitiendo. O no, no lo sé. Pero algo voy sabiendo. Todos estos años ya han pasado.

He perdido tiempo estando triste, o puede que lo haya aprovechado, para ahora poder ser más feliz de lo que era antes. No estoy seguro. Me suena todo a premio de consolación. Voy a dormir sobre el alivio que me dan ciertos colchones, o ciertas ideas, o ciertas personas. O voy a dejar de dormir sobre piedras. Tengo sueño. Buenas noches.

P.D.: A mí también me pone nervioso rimar tanto, y si no os ha estorbado, pues lo siento (el hecho de no poder hacer sentir a alguien identificado en este aspecto, conmigo). Ya he sentido demasiado, y ya hace rato que me es indiferente seguir escribiendo, pero lo hago (¡ay!).

No hay comentarios:

Publicar un comentario