domingo, 19 de febrero de 2017

Hasta lueguito

Aquí tienes lo que querías. Ya somos recíprocos. (Aviso: muchos insultos).

Llevaba mucho tiempo aguantando una carga que no tenía por qué haber aguantado, pero libre de ella, ya me siento capaz de hacer algo más que lamentarme de mi vida. Hasta cierto punto creo haber sido victimista. No me pusiste nunca unas cadenas físicas, aunque desde que nos empezamos a ver, por mi personalidad, siempre he necesitado hacer ver cómo soy, y que hago cosas bien. Esas cadenas autoimpuestas son las que más daño me han hecho. La gente no cambia con argumentos; la gente cambia a palos.

Así pues, a base de palos, de querer ser alguien, he acabado queriendo ser nada, ni nadie, y de ser nadie, cada vez he tolerado menos que personas con pretensiones absurdas se entrometan en mi vida y tengan que opinar de cómo soy, de las cosas que hago, de la gente con la que me junto y de la gente a la que quiero.

He intentado hasta racionalizar mi forma de sentir para encajarla con un mundo de gente que te acuchilla por tener simplemente otras aficiones, otras formas de sentir y otras formas de ver la vida, y no me ha servido absolutamente de nada más que para estar ahora aquí, escribiendo esto, intentando que se quede aquí plasmado, fuera de mi cabeza, todo el asco y odio que te tengo hoy.

Eres, creo, con diferencia, la persona más horrible con la que me he cruzado en mi puta vida. Te has dedicado a exprimir cada parte de mí hasta convertirla en nada. Mi salud física ha acabado siendo pésima, por no tener fuerzas ni para moverme, ni hacer cosas tan simples como mantener una estabilidad física, con ejercicio o con lo que fuese, por culpa de tanta desmotivación. Te has dedicado a machacarme por no pretender que seas una simple muñequita del heteropatriarcado, con tus viajes de mierda, tus celebraciones de mierda, tus qué dirán de mierda y con tus polladas de niña imbécil opresora de los cojones. Nada te contentaba, y seguías exprimiendo, y yo ahí, como un imbécil.

Te he odiado tantísimo estos últimos días, que de lo que te he odiado, me he dado cuenta de que es completamente estúpido odiarte, porque nadie me obligaba a tragarme tu puta mierda de enfermedad mental dañina. Podía haber cogido la puerta y haberme ido; no era tan fácil. Cuando una persona se dedica a alejarte de todas las personas que te quieren, llega un punto en el que nadie te puede decir que así no estás bien, y que deberías hacer algo. Acabas solo, sangrando en la cama, mirando hacia el techo y preguntándote por qué has tenido que nacer distinto. Nadie me encadenaba, joder. ¿Por qué he tenido que aguantar tanto dolor? Supongo que no me he dado cuenta hasta que he tenido la suerte de encontrar a personas que se han preocupado de verdad por mí, y me lo han hecho ver. ¿Por qué he tenido que perder tanto tiempo? Cuando lo pienso, me siento muy estúpido.

Te has dedicado a decirme que no te quería cada vez que hacía algo que no te gustaba, fuese no darte la razón en algo que no pensaba así, fuese querer a otras personas que no fuesen tú, hablar con otras personas, pensar en otras personas, compartir cosas con alguien que no fueses tú, puto centro del mundo colapsado de mierda en el puto cerebro. Pues bueno, que lo has conseguido: ya no te quiero. Incluso te odio. He tardado años en hacerlo, o más bien, has tardado años en hacerlo posible. Eso que dicen de que al amor y al odio los separa una fina línea es una gilipollez, y el que piense eso debería plantearse qué puto problema tiene para encontrar similitudes entre el amor y el odio, putos perturbados mentales de los cojones.

Odiar no puede ser lo que hay de normal en una relación. Odiar puede ser fruto de mucha mierda, pero no es puto normal odiar a alguien y básicamente joderle la vida trozo por trozo hasta exterminarlo. Si odiáis a alguien, os alejáis y lo meditáis, pero no le jodáis la puta vida. Bueno, haced lo que queráis, porque ya me la pela.

Qué harto estoy. Escoria de puta persona. En fin, suficiente por ahora. Espero que algún día ames muy fuerte a alguien tan horrible, opresor y cruel como tú, y por primera vez no lo digo porque creo que te vendría bien aprenderlo; lo digo porque quiero que lo pases tan mal como me lo has hecho pasar a mí. Me da igual que aprendas o que no, pero hoy quiero que lo pases fatal, sin más.

P.D. (illa) del día siguiente: Dejo aquí anotado algo que debería ser fácil de entender, y es que hoy nunca será mañana. Me doy cuenta de que esta frase se puede interpretar justo de la forma contraria de la que quiero expresar, pero eso ya lo dejo en el aire.

No hay comentarios:

Publicar un comentario