jueves, 4 de octubre de 2018

Asado

No hay opción (nunca la hubo).

Caminando por el mismo camino de siempre, a pesar de haber intentado cambiar de ruta. Las zarzas me han llenado de callos las piernas, y las ansias por oler y sentir se han convertido en arena.

Las flores, los parajes que busqué durante años con tanta perseverancia, ya no significan ni de lejos lo que significaron para mí. De todos los caminos que escogí, uno tras otro, he ido perdiendo la motivación, y la belleza que había en ellos se ha quemado por el calor. ¿Han cambiado ellos, o he cambiado yo?

Cada vez más árido, más triste, más feo. De tantas opciones, ahora sólo parece que una: vagar por este desierto, sin razón alguna y sin consciencia, muriendo y sin lugar en el que caer muerto, sin saber exactamente por qué, subsistiendo con las migas que encuentro y con las pequeñas dosis de droga que fabrico y autoconsumo.

Como una telaraña que entrelaza caminos, para acabar uniendo todos sus hilos en una gran parte central, en la que me hallo atrapado, preguntándome si ha valido la pena llegar hasta aquí y si encontraré algún oasis en el que subsistir, antes de que me devore el tiempo.

Todo el deseo dirigía a la búsqueda, y la búsqueda al golpe, y el golpe a la apatía de estar en un sitio en el que no quieres estar, pero en el que crees profundamente estar atrapado y del que crees que nunca escaparás, porque tampoco hay vuelta atrás.

martes, 2 de octubre de 2018

Tranquilo

Abro la ventana y me tumbo en el ancho alféizar de piedra. La brisa corretea por mi piel, cálida y agradable, mientras lentamente empieza a llegar la primera luz del alba. Respiro aire puro de la montaña y de las plantas, mezclado con el dulce aroma a café que atraviesa la puerta de mi habitación, que me visita desde abajo, como llamándome a probar de él.

lunes, 1 de octubre de 2018

Venenoso

Rezuma de mi adentro cada mañana, como magma haciéndose camino y fundiendo roca a su paso, agónico ácido matutino formado por la rutina infernal de la obligación y el desayuno rápido desprovisto de rituales, empujado a ritmo de caminata rápida.

martes, 7 de agosto de 2018

Abrazado a la apatía

Abrazado a la apatía recuerdo momentos ocurridos, días en los que fui alguien distinto de quien ahora soy. En la confusión de la noche, me desvelo momentaneamente para mostrar aquello que fui, y a los segundos se vuelve a desvanecer, como el aliento de un ser siendo ahogado con las manos de un poder superior.

martes, 16 de enero de 2018

Vais a localizarme

No hace falta superar ciertas cosas. No es necesario.

No es necesario dejar de sentirse culpable.

A veces es necesario estar triste.

Superar todo es, tal vez, dejar la importancia de las cosas de lado.

Está bien darle importancia a las cosas.

Está bien llorar, está bien reír, está bien odiar, si eso nos hace estar aquí y ahora, centrarnos y seguir dando pasos.

Está bien intentarlo.

Está bien compensar.

Quitas una pierna y regalas la otra a los demás.

Puede que tenga sentido.

Demasiados espacios, en todo.